Para que alguien se enamore de ti, sólo tiene que descubrir tus tesoros. Y para que pueda verlos tú has de saber que los tienes y aprender a mostrarlos. No sólo los físicos, sino los que te hacen ser tan especial.
Si quieres que tu futuro enamorado te “vea” has de subirte a un lugar bien alto y para ello, serás tú quien construya una larga escalera, un trampolín. ¿Cómo? Enamorándote de ti y ofreciendo tus dones.
Cada noche escribirás cuatro cosas:
Una cualidad buena de ti,
Algo que deseas mejorar,
Algo hermoso que te dijeron
Y un sueño que quieres compartir con esa persona.
A la mañana siguiente, nada más despertar, volverás a leer lo que escribiste y serás consciente de ello durante todo el día, hasta que vuelvas a escribir por la noche.
Esas cualidades que tienes y que sabes que pueden enamorar a cualquiera, son los peldaños de la escalera y ser consciente de ello es subirla hasta llegar a lo alto.
Tómate los días que necesites para recordar y escribir todas tus cualidades. En esos días serás tú quien se enamore de todo lo bueno que tienes y al llegar al trampolín todos podrán verte.
Es el momento de jugar y lanzarse a la piscina. ¿Recuerdas todas aquellas cosas a las que te gustaba jugar?, ¿todos esos hobbys que te gustaban tanto y se te daban tan bien? ¿todo aquello que dejaste de hacer por falta de tiempo o porque “no eran importantes” o porque “no eran productivos”?.
Vuelve a jugar, vuelve a disfrutar de ello e invítale a que juegue contigo.
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